Al Pacino es, sin duda alguna, uno de lo más grandes actores que tiene el cine mundial. Sólo basta que se meta en la piel de algún
personaje para que su enorme fuerza escénica traspase la pantalla haciéndonos llegar sus sentimientos más
profundos.
Verosímil,
multifacético, dueño una carrera que
comenzó a temprana edad con, quizás, una de las interpretaciones más memorables
de la historia del cine: aquél mafioso y enigmático Michael Corleone. De ahí en más todo fue en escalada. Papeles
inolvidables como su rol de policía en “Sérpico” (1974), el ladrón de bancos
en “Tarde de perros” (1975), el gángster
de “Scarface” (1983), y el judío Shylock
de “El mercader de Venecia” (2004). Sin olvidar su increíble interpretación del
Teniente coronel Frank Slade en “Perfume de mujer”, película que le valió un
Oscar en 1992.
Un actor con mayúscula, que marca cada una de sus películas
con su asombrosa presencia.
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