martes, 5 de febrero de 2013

Warrior: La redención a través de la violencia

   Un drama lleno de golpes y adrenalina. En pocas palabras, así podría describirse a “Warrior” (La última pelea). Una película que no da tregua y si bien nos adentramos en el mundo de las artes marciales conociendo las caras que se enfrentarán en la gran pelea final, nunca se pierde el suspenso ni las ganas de ver el desarrollo de la historia.
   Nick Nolte (Paddy) es un veterano de Vietnam que acabó con su familia debido a sus problemas con el alcohol. Una noche, luego de 14 años de ausencia, recibe la visita del menor de sus hijos, Tommy, (interpretado por Tom Hardy) ex combatiente de Irak que lo busca con un único propósito: convertirlo en su entrenador. El objetivo es ingresar al torneo anual de artes marciales “Sparta” y quedarse con el premio que consiste en una bolsa de 5 millones de dólares.
   El factor sorpresa (si es que así se lo puede llamar) está en el hecho de que su hermano mayor, Brendan Conlon (Joel Edgerton) un querido profesor de física y antiguo luchador, se encuentra sumergido en graves problemas financieros y decide ingresar en el mismo torneo para salvar su casa y mantener a su mujer y a sus dos pequeñas hijas.
   Y allí comienza una trama donde el rencor, la ira, el orgullo, y la búsqueda de redención juegan un papel protagónico. El reencuentro de estos dos hermanos a los que la vida golpeó a su manera. Una historia llena  de misterios que se irán develando a lo largo de las dos horas que dura la película.
   El premio es grande y los dos quieren quedarse con él. Las razones son distintas pero el objetivo es el mismo. El guión, del también diector Gavin O’ Connor, resulta evidente desde el primer minuto: se sabe que el enfrentamiento final llevará el mismo apellido. Ahora bien, habrá que ver la película para conocer cuál de los dos hermanos se queda con la victoria.   


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