“Ancha
es la puerta y espacioso el camino que lleva a la tentación”, así sentencian
las Sagradas Escrituras; así, también, afirma Al Pacino, el mismísimo Lucifer
en “El Abogado del diablo”, una película de 1997 dirigida por Taylor Hackford.
Al
adentrarnos en este film, nos sumergimos en una realidad gobernada por el mal,
la vanidad, el poder y el dinero.
Keanu Reeves se transforma en Kevin Lommax, un exitoso abogado pueblerino que
nunca perdió un caso y gracias a su reconocimiento
es súbitamente catapultado a una firma de abogados en la ciudad de
Nueva York liderada por un brillante Al Pacino en el rol de John Milton.
Ahora bien, el prestigio y el dinero fácil que habían golpeado a la
puerta Lommax y su mujer (Charlize Theron), terminan convirtiéndose en
su perdición. A medida que el joven letrado se va involucrando en los
oscuros negocios de la empresa, su vida comienza a ser invadida por
experiencias que difícilmente podrían pertenecer al mundo
terrenal.
En
cuanto a las interpretaciones, si bien cada uno cumple su rol de manera
adecuada: el cegamiento interpretado por Reeves, quien sólo se deja llevar por
sus intereses personales; la locura ensimismada en Charleze Theron, y la
divinidad de la madre; quien se destaca realmente y no es de sorprender, es Al
Pacino. Una excelente interpretación del diablo que maravilla con los monólogos
a lo largo del filme.
Con un planteamiento muy interesante, el suspenso rueda a la largo de la
película hasta estallar en un sorprendente clímax y un final aún más inesperado.
En definitiva, El abogado del diablo termina convirtiéndose en una
lección moral acerca del comportamiento humano. Una continúa lucha entre el
bien y el mal, la ética y el deber ser.
En
una sociedad donde las ansias de poder y la vanidad cumplen un rol protagónico
en cada uno de los individuos, la pregunta final sería: ¿Existen las acciones
desinteresadas?.
Ficha
Título Original: The Devil´s Advocate
Director: Taylor Hackford
Actores: Keanu Reeves, Al Pacino, Charlize Theron
Año: 1997
