viernes, 14 de diciembre de 2012

Rutas ilegales

   Hombría desmesurada, violencia sin límites, mentiras, traiciones y oscuros secretos sobrevuelan en el aire  de Charming, un pequeño pueblo ubicado al norte de California. Allí, entre viejas motos y lo que pareciera ser un inofensivo taller mecánico, se encuentra ubicada la sede original de los Hijos de la Anarquía. Un grupo de motociclistas con estructura patriarcal, que opera al margen de la ley y llena sus bolsillos con el dinero proveniente del tráfico ilegal de armas.
  Lejos del glamour de las costas del Este, Charming es una localidad rural que conlleva un ambiente árido por donde se lo mire. Largas carreteras desoladas se convierten en el escenario de oscuras transacciones y brutales batallas entre bandas.
  El club, presidido por uno de los personajes más oscuros de la serie, Clay Morrow, protege y controla ciertos aspectos del pueblo mediante influencias en la comunidad, sobornos, policías corruptos, violencia, extorsión, drogas y tráfico de armas.
 Todo funciona a la perfección, o eso parece, hasta que una serie de incidentes internos y el nacimiento prematuro de un hijo, obligan al vicepresidente del Club, Jackson Teller, a cuestionarse las acciones y decisiones de su padrastro y cabecilla de la organización, Clay. Las disputas por el poder entre ambos no sólo dividirán el grupo en dos, sino que además convertirán a Charming en una bomba de tiempo a punto de estallar.
   Un drama con ribetes de comedia negra que a través de sus personajes y cada una de sus acciones, obliga al espectador a repensar en conceptos tales como el bien y el mal.

No están solos


   Calles libres de drogas a cambio de una total libertad para cualquier tipo de actividad al margen de la ley. Todo tiene un precio, y Wayne Unser, un policía a punto de retirarse debido a su enfermedad, parece dispuesto a pagarlo a cambio de una sola cosa: la tranquilad en su pequeño pueblo. Tranquilidad, que los Hijos de la Anarquía están dispuestos a garantizar.
   Con la policía estatal en el bolsillo, Clay y su gente, parecen tener el camino libre para adueñarse de las calles, pero no todo es tan sencillo como aparenta. Los Hijos de la Anarquía no están solos en el pueblo y sus objetivos peligran ante los de las bandas enemigas.
Mantener las calles limpias de drogas los convierte en principales rivales de los Nórdicos  banda neonazi liderada por Ernest Darby que lucha por la supremacía aria y utiliza la venta de estupefacientes para financiar sus actos. El control del territorio, por otro lado, los enfrenta a Los Mayas, banda mexicana liderada por Marcus Álvarez.
   Los Nueve, organización callejera a quienes los Hijos les proporcionan armas y el IRA autentico de Irlanda, filial terrorista con la cual negocian el armamento, completan la escena conformando un collage de intereses contrapuestos, efímeros acuerdos y  declaraciones de guerra que complican las cosas capitulo a capitulo en un continuo in crescendo  de violencia e intriga.


Ellos son


  Con tatuajes hasta por los codos, espaldas marcadas con el ícono del club: nada más y nada menos que la parca con una guadaña ensangrentada empuñando un fusil, y cicatrices imborrables, estos chicos malos conducen motos Harley Davidson y visten chaquetas de cuero que valen más que la vida misma.
Un estilo más que llamativo para circular por las calles del pueblo.
   A la cabeza de esta banda de rudos matones se encuentra el presidente Clay Morrow, miembro fundador del club, que supo ocupar mejor que nadie el lugar de John Teller (fundador de los Hijos) una vez muerto. Incluso se casó con su mujer Gemma Teller y crió a su hijo Jax. 
   Clay es un hombre autoritario, dotado de fuerza y el carácter suficiente para ganarse el respeto del resto de los miembros del club. El dinero fácil y el deseo de perpetuar la existencia de la organización, lo inclinaron hacía los negocios sucios. Un personaje que oculta oscuros secretos.
 Jax Teller, hijo de Gemma y heredero natural de la presidencia, se enfrentará a su padrastro al intentar , influenciado por su difunto padre, conducir el club por nuevos caminos que no estén teñidos de muerte e ilegalidad. El nacimiento de su primogénito,  Abel, diez semanas prematuro debido a la adicción a la heroína de su madre, hizo lo necesario para que este joven se replantee el accionar de Clay.
   Gemma Teller, es uno de los personajes más influyentes y temperamentales de  la serie. Esa clase de mujer a la que uno debería temerle. Madre de Jax, esposa de John en primer lugar y de Clay más tarde, Gemma es el equilibrio, la que mueve los hilos de los Hijos y se convierte en referente principal para cada uno de sus miembros. Ella tiene un único objetivo: cuidar a su familia de los peligros externos y está dispuesta a todo para evitar que dañen a los suyos.

   El resto de los miembros de los Hijos de la Anarquía, poseen personalidades tan dispares que dan lugar a las más interesantes escenas.

   Tig Tragger, mano derecha de Clay, un tipo bebedor y mujeriego dispuesto a respaldar a su presidente en cualquier decisión que tome sin que las consecuencias importen demasiado.
   Opie Winston, amigo de la infancia de Jax. Está casado con Donna y tiene dos hijos. Se alejó del club luego de pasar cinco años en prisión, pero el amor que lo une a su grupo es más fuerte que todo.
   Piney Winston, miembro fundador, es un querido viejo que pasa sus días conectado a un tubo de oxigeno y bebiendo en demasía. El cariño que sentía hacía su antiguo amigo John Teller, lo acerca demasiado a su heredero Jax. Quizás más de lo que le conviene a Clay.
   Bobby Munson es el experto en finanzas del club y en sus ratos libres actúa como imitador de Elvis en fiestas y espectáculos.
   Chibs Telford tiene algo que lo distingue del resto: una enorme cicatriz recorre su cara de punta a punta. Este escoces criado en Belfast, se encuentra separado de su mujer y de su hija por Jimmy O, un mafioso irlandes, que ocupará un rol protagónico al convertirse en enemigo del club en la tercera temporada.
   Juan Carlos “Juice” Ortiz, puertorriqueño, uno de los miembros más jóvenes y con más sentido del humor.

   Todos ellos conforman a los Hijos de la Anarquía, sin contar a un conjunto de novatos dispuestos a obedecer a sus lideres para ganarse un puesto, las filiales repartidas por el país y los miembros encarcelados. Entre ellos Otto, interpretado por Kurt Sutter, director y productor de la serie.
  No importa cuan diferentes sean todos estos muchachos. Una única cosa basta para dejar de lado las discrepancias y unirse en un lazo incluso más fuerte que la sangre: su amor hacia el club.



   

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